Historia del Arte de Tallar la Madreperla

El Tallado de la Madreperla o Nácar, se originó en la ciudad palestina de Belén, en el siglo XII D.C. Fueron los cruzados quienes llevaron a Tierra Santa los primeros rosarios provenientes de Alemania, fabricados en dicha concha. Estos rosarios se ofrecían corno obsequio a la población cristiana de Palestina.

 

Desde entonces, los belemitas se entusiasmaron con este nuevo arte y comenzaron a tallar los primeros rosarios, crucifijos y dijes de nácar. Este preciado material se extraía del Mar Rojo y las caravanas, que cruzaban las rutas comerciales del Oriente, se encargaban de suministrarlo.

 

Los peregrinos europeos que llegaban a Tierra Santa, muy pronto comenzaron a adquirir estos artículos como recuerdo de su visita. Pero solo en el año 1.598, este tipo de trabajo se desarrolló artísticamente gracias a la llegada del padre italiano Bernandino Amico. Dicho padre fue encomendado por Roma para elaborar los planos, medidas y proporciones de todos los lugares sacros de Belén y Jerusalén. En el año 1609, después de una exhaustiva labor, se publicó por primera vez en Roma los planos del Santo Sepulcro, la Iglesia de la Natividad, La Gruta. etc.

 

Los belemitas dedicados al oficio de la talla, elaboraron numerosas reproducciones de arto religioso, en madera de olivo con incrustaciones en madreperla.

 

Los padres franciscanos adquirían estas obras para luego enviarlas a Roma.

 

A comienzos de 1.800, la familia Dabdoud, talló las primeras piezas de gran calidad artística por encargo del Vaticano. La exquisitez de las obras motivaron a otras familias de Belén, para que fabricaran sus propias creaciones. Los más grandes artesanos fueron los Zoughby y los Lama.

 

La iglesia Rusa, Griega, Latina, Armenia y Copta, entre otras, asediaban a los artesanos, con sus constantes demandas de ofrendas religiosas para los reyes, emperadores y otras personalidades, esta forma, se fueron constituyendo en las obras maestras exclusivas, solicitadas por las monarquías europeas.

 

Para entonces, los hermanos Zoughby: Bishara (1.868 -1.934) y Yousef (1.885 -1.956), elaboraron en su taller las más representativas creaciones que en la actualidad se encuentran en el Museo Hermitage de San Petersburgo, en Mayerling (Austria), en el Museo Oceanográfico de Mónaco y en el Vaticano, entre otros. En su momento, estos inigualables artistas fueron condecorados, por todas las casa reales europeas. Después de la muerte de Yousef Zoughby. su sobrino Gregory continuó con el trabajo en menor escala y con menos grado de dificultad artística. La mayoría de las obras eran requeridas por el Rey Hussein de Jordania para ser obsequiadas a otros países.

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